lunes, 17 de agosto de 2009

Home, sweet home

Escribo este post sentada en el sofá de mi casa, y tengo que confesar que lo echaba de menos. Supongo que os habéis percatado del escaso ritmo de actualización, y de lo poco que me he prodigado por el cibermundo... Me encanta mi Diamond, es pequeñita y super mona, muy práctica para revisar mails e incluso mirar alguna web, pero escribir un post desde allí es una auténtica tortura.

Llevo aproximadamente media hora sentada, el tiempo justo de pegar un vistazo rápido al facebook (sí que deja deberes, sí), comentar un par de fotos, y poner otras tantas a subir. Mi madre está acabando de hacer la limpieza general, llevamos un par de horas pegándole la vuelta al piso. Hemos salido a las 11 y pico, llegado a la 1, un buen tiempo si tenemos en cuenta que íbamos en dos coches, las dos con la L y que hemos cogido la ruta larga, pero entretenida.

Nos hemos tomado una cocacola mientras esperábamos a que el piso se ventilase un poco, todos los ventiladores al máximo, todas las ventanas abiertas. En medio del trajín de maletas arriba y abajo, mi hermana se ha caído por las escaleras y ella y su padre están en urgencias. No parece nada grave, pero creo que se pasará un par de semanas con el brazo inmovilizado. A ver si aparecen y tenemos novedades.

He aprovechado que traía la mitad de mi armario en la maleta para hacer limpieza, he sacado dos bolsas de ropa. He entrado en una espiral de eliminar cosas superfluas y he seguido con la decoración de la habitación. He abierto una de mis cajas, y la he vaciado entera en el cubo de la basura. He cogido el trapo y me he puesto a limpiar el piso de abajo, mientras mi madre hacía el de arriba. He encendido dos barritas de incienso, he abierto el ordenador, y me he sentado en el rincón del sofá.

Me siento en casa.

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