jueves, 30 de diciembre de 2010

Año nuevo, vida vieja.

En catalán, al fin de año no se le llama "fin de año" traducido, si no "principio de año". Hacemos lo mismo con el fin de semana. Aquí celebramos lo que vendrá, no lo que dejamos atrás... No sé si por esa cuestión semántica, o simplemente porque soy así, en estas fechas me pongo nerviosa. Los típicos nervios pre-excursión de cuando eras pequeño. La tensión, la emoción, las ganas. El ver qué nos deparará el futuro, qué conseguiremos construir en él.
El 2009 fue el año de mi gran culminación, me dejó un sabor amargo. Infinitas ganas de que llegase el siguiente, porque sabías que tenía que mejorar. Aunque durante los primeros meses del 2010, dudé que fuera a ser todo lo que esperaba de él, no puedo dejar de valorarlo como un año fantástico, sin más. No voy a listar todo lo bueno y todo lo malo, porque para hacer un repaso a lo público ya tenéis el histórico del blog y el twitter, y lo privado seguirá siendo para mí... pero debo confesaros una cosa: tengo miedo del cambio de año.

Tengo miedo de estar tan arriba que sólo pueda empeorar. Prometo trabajar duro para evitarlo.

¡Feliz entrada!

1 comentario:

  1. feliz entrada!!! es mejor celebrar los principios que no los finales, desde luego! ;)

    ResponderEliminar