sábado, 4 de junio de 2011

La riqueza de la lengua

Hoy he vuelto a recibir un correo de esos que algunos familiares recién introducidos en la era informática consideran novedosos, y que lo fueron hace casi una década. Generalmente, no les hago mucho caso. De vez en cuando, en los casos de "hotmail/gmail/internet cierra", intento contestar explicando que si lo hiciera no nos enteraríamos por una vía tan extraoficial. Y que seguramente, me enteraría yo antes que ellos.

El de hoy, me ha arrancado una carcajada.
Un ejemplo de la riqueza del castellano es el número de acepciones de una simple palabra, como puede ser la muy conocida y frecuentemente utilizada, que hace referencia a los atributos masculinos: cojones.

Si va acompañado de un numeral tiene significados distintos, según el número utilizado. Así, uno significa caro o costoso (valía un cojón), dos significa valentía (tiene dos cojones), 3 significa desprecio (me importa 3 cojones), un número muy grande y par significa dificultad (lograrlo me costó 100 pare de cojones).

El verbo cambia el significado. Tener significa valentía (aquella persona tiene cojones), aunque en admiración puede indicar sorpresa (¡Tiene cojones!); poner expresa un reto, especialmente si se pone en algunos lugares (puso los cojones sobre la mesa). Se los utiliza para apostar (me corto los cojones) o para amenazar (te corto los cojones).

El tiempo del verbo utilizado cambia el significado de la frase. El presente indica molestia o hastío (Me toca los cojones); el reflexivo significa vagancia (se toca los cojones), pero el imperativo significa sorpresa (¡tócate los cojones!).

Los prefijos y sufijos modulan su significado; a- expresa miedo (acojonado); des- significa reirse (descojonarse), -udo significa perfección (cojonudo), pero -azo se refiere a la indolencia o abulia (cojonazos). - las preposiciones matizan la expresión: de significa éxito (me salió de cojones) o cantidad (hacía un frío de cojones); por expresa voluntariedad (lo haré por cojones), con indica valor (era un hombre con cojones) y sin la cobardía (era un hombre sin cojones).

El color, la forma o la simple textura o tamaño aportan significado. El color violeta expresa frío (tengo los cojones morados); la forma, el cansancio (tenía los cojones cuadrados); pero el desgaste implica experiencia (tenía los cojones pelados de repetirlo). - son importantes el tamaño y la posición (tenía dos cojones grandes y bien plantados); sin embargo hay un tamaño máximo que no puede superarse (tiene los cojones como el caballo del Cid); porque indica torpeza o vagancia (le cuelgan, se los pisa, se sienta sobre ellos e incluso necesita una carretilla para llevarlos).

La interjección ¡cojones! significa sorpresa y cuando se halla perplejo los solicita (¡manda cojones!). En ese lugar reside la voluntad y de allí surgen las órdenes (me sale de los cojones).

En resúmen, será difícil encontrar una palabra en castellano o en otros idiomas con mayor número de acepciones.

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